jueves, 31 de marzo de 2011

Black Box

Un visitante inesperado vino. Cual fuera mi sorpresa al ver de quien se trataba. Me sentí molesto, furioso; de que viniera sin avisar, de que me a mis espaldas viera cuanto tengo aquí. Tuvo la decencia de confesar su intromisión y de admitir su error. Yo intente perdonar el acto pero mi ira fue muy grande. Si tan solo me lo hubiera pedido yo con gusto habría abierto las puertas... pero no fue así, ya es la segunda vez que me traiciona. Para que no vuelva a pasar le he dado el permiso de entrar y ver lo que mi mente corrompida dicta a estos torpes dedos.

Vino a mí en calidad de disculpa y yo me arroje a su cuello. Yo provoque una discusión que ambos sabríamos que terminaría mal. Yo sabía que terminaría mal. Aun se causar daño, a veces no sé si lo hago a propósito o si sale como un impulso incontrolable. No quise hacer daño, nunca fue mi intención hacer daño. Cada día que pasa estoy más seguro de soy un monstruo. Las lágrimas no limpian el alma, es solo una muestra de dolor; soy un monstruo, así que aprenderé a ya no llorar.

Lastime sus sentimientos, y le hice daño. Por intentar reclamar un corazón roto que yace en una caja pequeña. Todo lo que soy se encuentra en un rincón oscuro a su disposición. No sé si alegrarme porque aún necesita mantener un recuerdo de alguien que muere o enfermarme al saber que hay restos de mí pudriéndose en una cajita. Supongo que no importa, cajita o no, igual me pudro. Mi mente igual resbala, intenta dar con mis oídos y escapar cual ratas de este bote a la deriva.

Estoy enfermo, y estoy loco. No importa cuán molesto este, no puedo sentir odio por esta persona. He terminado perdonándola otra vez. Pero se han resulto muchos cabos y otros más quedan sin siquiera salir a luz. Solo sé que aquí estaré cuando quiera buscarme. No iré a ningún lado, ni ocultare el despojo. Mis entrañas son para los gusanos y moscas. Mis pertenencias se las doy a ustedes. Mi cariño a la personas más cercanas a mí. Y mi amor, mi amor yace en una cajita en un rincón oscuro, y sinceramente, a nadie más pertenece.

Las sombras me consumen, y no me resisto. Me rindo. Y soy feliz por la pobre cajita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario